La presidenta y la expropiación
Tras la controversial decisión de Cristina Fernández de Kirchner de expropiar el 51% del capital de YPF, propiedad del grupo Repsol de España, se han escuchado críticas y elogios de parte tanto de economistas e intelectuales como de ciudadanos de a pie. Mario Vargas Llosa afirma en La guerra perdida (El País 22/04/12) que “las semejanzas de lo ocurrido a Repsol en Buenos Aires con los métodos de que se ha valido Chávez en Venezuela son tan grandes que parecen obedecer a un mismo modelo” el artículo es una atinada y puntual crítica al intervencionismo económico. Medidas como los subsidios al consumo (suman 75,000 millones de pesos [ARS] en el presupuesto de 2012)[1] y la nacionalización de YPF, tienen al país navegando por un rumbo que se augura tormentoso para alrededor de 40 millones de personas, cuyas vidas dependen de la habilidad al timón de la viuda del ex presidente Néstor Kirchner.
Recordando los días del Peronismo, Argentina rema contracorriente. El gobierno privilegia una política de bienestar –a pesar de que las circunstancias actuales en nada se parecen a la bonanza que trajo la posguerra al gobierno de Perón– y por medio de un discurso demagógico pretende incitar un nacionalismo mal entendido que no sirve para otra cosa que tapar las crisis de fondo que padece el país andino. En el perfil de la presidenta en facebook puede encontrarse un desplegado que aclara los motivos de la expropiación. Las opiniones ahí vertidas por ciudadanos comunes van en el sentido del agradecimiento y el patriotismo exacerbado. Estoy de acuerdo con la “soberanía de los recursos” pero hay que recordar que la eficiencia de las empresas cuyo control está en manos del Estado tiende a reducirse enormemente, pensemos en PDVSA en Venezuela o PEMEX en México (caja chica del gobierno). La nacionalización de empresas petroleras trae usualmente como consecuencia un optimismo sin fundamento que redunda en dependencia de dichos recursos para sustentar la economía nacional. YPF puede convertirse rápidamente en un pozo sin fondo para los argentinos si se conjugan ambos factores de riesgo (ineficiencia y dependencia). Esto sumado a la impresión negativa que han dejado en la comunidad internacional –ni hablar de lo que piensan los españoles ahora–, sin duda ahuyentará aunque sea temporalmente las inversiones extranjeras, en el peor de los casos aislándolos cada vez más de un entorno globalizado que privilegia la interdependencia de naciones. Remar contracorriente ha probado ser un error en los países del bloque Bolivariano (Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua) esperemos que no sea el caso de Argentina.
Semejanzas y diferencias con el caso mexicano
México se encuentra en una coyuntura muy particular, la elección presidencial de julio tendrá repercusiones que seguramente afectarán (para bien o para mal) a las siguientes generaciones. Los candidatos de Acción Nacional (JVM), el Revolucionario Institucional (EPN) y Nueva Alianza (Quadri) se decantan por una estrategia económica opuesta a lo antes mencionado de Cristina Fernández; la apertura de PEMEX es el tema principal sobre la mesa –en lo que se refiere a lo económico por lo menos–, todos coinciden en la necesidad de abrir la paraestatal a inversión privada que le permita aprovechar los recursos con que cuenta, echando mano de tecnologías que no posee actualmente. En contraste (y no es guerra sucia) se encuentra Andrés Manuel López Obrador, quien, al igual que la presidenta argentina, ha decidido pregonar el discurso de la “soberanía de los recursos”. Las similitudes del Tabasqueño con los dirigentes del Cono Sur no terminan ahí, vale la pena recordar algunas de las “Veinte verdades peronistas” que reveló Juan Perón el 17 de octubre de 1950:
La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.
El Peronismo Lopezobradorismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por lo tanto, no es peronista Lopezobradorista.
El Peronista Lopezobradorista trabaja para el Movimiento Morena. El que en su nombre sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es sólo de nombre.
Para un Peronista Lopezobradorista de bien, no puede haber nada mejor que otro Peronista Lopezobradorista.
Los dos brazos del Peronismo Lopezobradorismo son la Justicia Social y la Ayuda Social. Con ellos damos al Pueblo un abrazo de justicia y de amor.
El Peronismo Lopezobradorismo anhela la unidad nacional y no la lucha. (Ofrece su mano franca a quienes lo han ofendido)
Perón las compartió con su pueblo “Para que las propaguen como un mensaje de amor y justicia por todas partes”. Las circunstancias de la Argentina de los años 40’s y 50’s son muy distintas a las del México contemporáneo, pero podemos encontrar extraordinarias similitudes entre los discursos de quienes ostentan o aspiran al poder hoy y quienes lo hicieron hace más de 50 años al sur del continente. Ninguno de los postulados antes descritos son equivocados, sería extraordinario que se cumplieran, sin embargo, como la historia ha probado (para muestra el antes mencionado régimen) del discurso y las buenas intenciones a la práctica hay un largo trecho. No tengo ninguna duda de que Andrés Manuel López Obrador es un tipo bien intencionado pero ha sido incapaz de sacudirse –a pesar de asegurar que esta es la buena y si no “a la chingada” – el complejo de “Mesías Tropical”[2] que lo aqueja.
[1] Redacción, Reversa total: El gobierno frena la eliminación de subsidios para mantener el consumo, en El intransigente 19 de marzo de 2012 http://www.elintransigente.com/notas/2012/3/19/reversa-total-gobierno-frena-eliminacion-subsidios-mantener-consumo-125626.asp
[2] KRAUZE, Enrique El mesías tropical en Letras Libres junio de 2006 http://www.letraslibres.com/revista/convivio/el-mesias-tropical
No hay comentarios:
Publicar un comentario