El pasado dos de abril, apareció en los principales diarios del país una nota sobre declaraciones que hizo Andrés Manuel López Obrador con respecto a las propuestas de Peña Nieto. El siguiente extracto es de la página de Milenio:
“El abanderado de la coalición del PRD, PT Y Movimiento Ciudadano, Andrés Manuel López Obrador, sostuvo que Enrique Peña Nieto copia y plagia sus ideas y propuestas de campaña, por lo que “ya le vamos a cobrar derechos de autor”.
Ello en referencia, dijo, al crecimiento del 6% en la economía que el ex gobernador mexiquense estimó durante una posible administración.”
Que un candidato acuse a otro de robar o copiar propuestas, como si esto constituyera un delito, es un síntoma del complejo mesiánico que lo aqueja. No sólo no es un delito, es un ejercicio de plena democracia la inclusión de propuestas viables en el ideario de un candidato, provenientes de diversas fuentes, sobre todo si esas fuentes son el seno de la oposición. Podemos entender a partir de esta denuncia que lo que realmente importa al contendiente amarillo no son los objetivos o reformas en sí, sino recibir el crédito por haberlos impulsado. Está claro que Peña Nieto no se caracteriza por su inteligencia o espíritu innovador, es más, es probablemente el menos ilustrado del paleolítico panteón que es el PRI, sin embargo, como líder en las encuestas es el que mayores probabilidades tiene de colgarse la banda presidencial. Celebro que el puntero coincida en objetivos con corrientes que en apariencia se contraponen con la suya. Y espero que retome propuestas de quien fue su adversario en la contienda interna del tricolor, Manlio Fabio Beltrones, de quien hablo aquí: El "nuevo PRI"
Si vamos a empezar a cobrar derechos de autor, el candidato de las izquierdas tiene varias deudas que saldar con sus contrapartes sudamericanos, ¿o es que entre tanto amor se le han olvidado las actitudes y discursos caudillistas de hace unos años?
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