lunes, 5 de noviembre de 2012

Democracia directa en México


Durante 2012, la agenda pública ha sido dominada casi por completo por los movimientos sociales y sus protestas, particularmente por el reclamo de “democratización de los medios” de parte del #YoSoy132 y grupos afines. Tengo grandes reservas en cuanto a sus métodos pero coincido en que es un tema importante, digno de discusión. Sin embargo, en mi agenda un tema de mucho mayor transcendencia y uno en que lamentablemente no se han enfocado es la necesidad de apertura de espacios para la participación de la sociedad en la política. Y en este tema el futuro pinta bastante bien.

A pesar de que existen quienes siguen ocupados desgarrándose las vestiduras por el triunfo de Peña Nieto y vaticinan un futuro de opresión para México, el panorama parece aclararse y hay motivos para ser optimistas. En materia de democracia dimos un paso adelante este año, me refiero a la reforma política aprobada por la anterior legislatura. Ésta introdujo modalidades de participación democrática directa que en nuestro carácter de ciudadanos debemos aprovechar.

El 9 de agosto, el Poder Ejecutivo publicó el decreto de reforma política que incluye modificaciones y adiciones a varios artículos de la Constitución. De esta reforma se desprenden, entre otras, las candidaturas independientes, la iniciativa preferente para el ejecutivo y las referidas modalidades de participación: la iniciativa ciudadana y la consulta popular.

La iniciativa ciudadana o popular otorga a los ciudadanos el derecho de proponer modificaciones a la ley. Para hacer uso de esta facultad se necesita un número de ciudadanos equivalente al 0.13% de la lista nominal de electores, es decir que si se cuenta con un mínimo de 103,291.243 ciudadanos, es posible iniciar la discusión de una nueva ley o decreto según lo estipulado en el artículo 71 fracción IV de la Constitución.

La consulta popular es otra forma de democracia directa, se encuentra estipulada en la fracción VIII del artículo 35 (de los derechos del ciudadano). Consiste en el derecho de votar en consultas populares sobre temas de trascendencia nacional. Las consultas podrán ser convocadas por el Ejecutivo, el Congreso de la Unión o el equivalente al 2% de los inscritos en la lista nominal de electores. Existen restricciones en cuanto a los temas que pueden ser sujetos a consulta, están fuera por ejemplo la materia electoral y la seguridad nacional, pero el espacio existe y hay una infinidad de temas que afectan directamente a la sociedad que podrán ser votados. La Suprema Corte de Justicia de la Nación será la encargada de determinar la constitucionalidad de la materia de la consulta. La consulta se realizará el mismo día de la jornada electoral federal.

Aún falta la expedición de la legislación secundaria y sus adecuaciones para hacer cumplir lo dispuesto en el decreto –esto será a más tardar el 9 de agosto de 2013– pero la apertura de estos mecanismos de participación es definitivamente un avance en términos de democracia.

Si bien las circunstancias son distintas, es útil tomar como modelo la legislación de Estados Unidos en esta materia. El tema es especialmente relevante ahora ya que el día de mañana, martes 6 de noviembre de 2012, además de la elección presidencial en la que se decidirá si los estadounidenses le otorgan 4 años más de gobierno a Barack Obama o no, habrá una consulta en 3 estados de la unión sobre legalización de la mariguana para usos recreativos. No es un tema menor, la eventual aprobación de esta propuesta no sólo afectará directamente a la población de los estados en cuestión: Colorado, Washington y Oregon, sino que impactará también a México y el combate al narcotráfico. La lección aquí es el funcionamiento del sistema de ballot propositions que permite a los habitantes de cada estado proponer medidas como ésta y ser partícipes del proceso de creación de leyes por medio del voto. En Estados Unidos no existe una legislación federal en esta materia, cada estado actúa de forma independiente. En Florida por ejemplo, se necesitan alrededor de 670,000 firmas –el equivalente al 8% de quienes votaron en la elección federal inmediatamente anterior– para proponer una reforma constitucional, es decir agregarla al ballot. Estados Unidos tiene una historia democrática mucho más larga que México y hay mucho que podemos aprender de ellos. Han utilizado este sistema de participación ciudadana para resolver los temas más controversiales como el uso de drogas o el matrimonio entre homosexuales e.g. la “California Proposition  8”.

Con un poder legislativo poco eficiente como el que tenemos, deberíamos considerar seriamente alternativas de legislación como la consulta popular. En la medida en que la sociedad se acostumbre a participar, no gritando ni cerrando casetas, sino llegando a acuerdos y proponiendo reformas a la ley, podremos construir una democracia verdaderamente representativa como la que tiene nuestro vecino del norte. La jornada electoral de mañana será una clase de ciencia política impartida por un país que tiene las mejores credenciales en lo que toca a democracia, esperemos que la clase política y la sociedad mexicana en general pongan atención.
 
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http://www.iandrinstitute.org/Quick%20Fact%20-%20What%20is%20I&R.htm#Initiatives


 
 

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