lunes, 3 de diciembre de 2012

EPN 2012-2018


México ya tiene Presidente Constitucional para el periodo 2012-2018. Tuvieron que transcurrir cinco meses desde la controversial elección pero finalmente el día sábado primero de diciembre, el Lic. Enrique Peña Nieto rindió protesta como Presidente y recibió de manos de Jesús Murillo Karam (presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados) la banda presidencial.

Tras sólo dos días de gobierno ya tenemos varios temas que analizar. Primero, lo acontecido dentro del recinto legislativo. La sesión solemne de transmisión de poderes transcurrió de manera mucho más tersa que hace seis años. En esa ocasión el Presidente electo Calderón tuvo que acceder por una entrada alterna al recinto y rindió protesta en un clima hostil marcado por abucheos y silbidos. En esta ocasión, a pesar de que legisladores de los partidos de izquierda exhibieron mantas y gritaron consignas, fueron opacados por los vítores y banderas de la bancada tricolor. El Presidente Peña Nieto pudo caminar con libertad por el pasillo central que lleva a la tribuna, a diferencia de Calderón en 2006, y no se registró ningún incidente.

Este acto de civilidad, que fue la culminación de un proceso de transmisión de poderes en que los mandatarios, el saliente y el electo, se comportaron de manera respetuosa y con voluntad de dialogar, contrastó con lo ocurrido en diversos puntos de la ciudad donde se registraron disturbios y detenciones. Es este el segundo punto que quiero abordar, el ejercicio de la libertad de expresión y sus límites.

Las marchas y manifestaciones de todo tipo en contra de una figura pública (ya sea el Presidente Peña Nieto o cualquier otro) son perfectamente legítimas y sirven, en su carácter de expresiones del sentir popular, como contrapeso al ejercicio del poder. Es deseable para cualquier nación democrática contar con una sociedad civil activa y crítica. Sin embargo, no tienen cabida ni amparo en la libertad de expresión los daños a la propiedad privada o del Estado, los actos de violencia en contra de autoridades, ni la afectación a la movilidad de terceros. Es una lástima que monumentos emblemáticos de la Ciudad de México como el Hemiciclo a Juárez hayan sido dañados por gente iracunda que no encuentra, o quizás no desea encontrar, otro medio para canalizar su disgusto. Es gente como ésta, absolutamente incongruente e incapaz de comportarse de forma civilizada, la que lamentablemente empañó, y que por fortuna no arruinó, un acto esencial de la democracia, el que permite la alternancia en el gobierno. Es este, junto con la jornada electoral el momento cumbre en toda sociedad democrática

Quiero que quede claro, por si alguien lo duda, que me refiero específicamente a los responsables de destrozos, pintas y violencia. Nada tiene que ver con afiliaciones o preferencias políticas, es un tema de civilidad y respeto.

Entrando ahora al aspecto político, es importante destacar el ideario (o más que ideario, el programa de gobierno) de Peña Nieto. El Presidente anunció, en su primer mensaje como representante del Poder Ejecutivo, 13 objetivos en los que ya está trabajando y que dice, transformarán al país. Dado que algunos de los puntos que mencionó son específicos, a diferencia de los que presentó como candidato que más bien eran aspiracionales, los ciudadanos podremos ahora sí, seguir de cerca el avance de las iniciativas. Esta es una gran noticia. Ahora que conocemos las metas del Presidente, el siguiente paso será mantenernos enterados y exigir a todos los responsables (incluidos Secretarios de Estado y Legisladores) que cumplan en tiempo y forma con lo dispuesto en el programa.

Menciono sólo algunos:

·         Creación de un Programa Nacional de Prevención del Delito.

Esta medida apunta a complementar la lucha ya no contra el narcotráfico sino contra la inseguridad. El Presidente ha dicho que “el delito no sólo se combate con la fuerza”, ahora tendrá oportunidad de demostrar que es capaz de atacar el problema de forma integral, promoviendo la creación de espacios que alejen a la gente de las adicciones y ocupen a los jóvenes de manera que pueda empezar a rezurcirse el tejido social. Suponiendo, acto que requiere mucho optimismo, que de verdad se lleve a cabo y haya un seguimiento, esta es una muy buena noticia para México.

·         Establecer un código penal y de procedimientos civiles único en el país.

Apostar por homogeneizar la impartición de justicia es una buena alternativa, si bien no es la única que funciona. Estados Unidos es un buen ejemplo de un sistema de legislación heterogéneo, donde cada estado legisla de manera independiente. Es un sistema que puede dar lugar a controversias con la federación, pero que representa de manera más directa a cada entidad. Es un modelo de democracia a mi entender más personalizado que toma en cuenta la pluralidad de ideas y costumbres de la población de forma más precisa. Sin embargo, no está mal pensar en un código penal compartido por todas las entidades en México. El problema, o la duda que surge a partir de esto es: ¿Qué pasará con las libertades que hoy otorga el Distrito Federal que es por mucho la entidad más liberal? Veo dos posibilidades. La primera y la más deseable es que dichas libertades (matrimonio entre homosexuales, despenalización del aborto, etc.) se extiendan a todo el país, lo que sería un gran paso en términos de derechos humanos. El caso contrario sería que el Distrito Federal perdiera estas libertades por las que tanto se ha luchado en la última década. Es una cuestión que seguramente habrá de resolver la Suprema Corte de Justicia ya que sin duda se promoverán acciones de inconstitucionalidad por contradicciones entre la Constitución y el código penal del D.F.

·         Seguro de vida para las mujeres jefas de familia y pensión universal para los adultos mayores de 65 años.

El Presidente se ha comprometido a promover reformas constitucionales en este sentido. Habrá que ver la disposición que tengan las bancadas de oposición en el Congreso. Afortunadamente ya hemos visto en esta legislatura que sí son capaces de llegar a acuerdos, para muestra la Reforma a la ley del Trabajo y la Iniciativa de Contabilidad Gubernamental, ambas ya aprobadas (en sólo 3 meses que lleva de sesionar el Congreso).

·         Reforma educativa que establecerá las bases del servicio de carrera profesional docente para concursar plazas de maestros y evitar que sean vitalicias.

Esta es quizás la decisión más ambiciosa de parte del Ejecutivo. Es difícil juzgar hasta dónde empujará en este tema. De concretarse sería un gran golpe a la que es sin duda la mujer más odiada de este país, la maestra Gordillo. Si bien es temprano para cantar victoria, la designación de Emilio Chuayffet como Secretario de Educación es una muestra de la voluntad de Peña de resistir los embates de la maestra. Chuayffet ha confrontado a la maestra anteriormente y difícilmente cederá ante sus chantajes.

Peña habló también de Impulsar la infraestructura (uno de los campos en que entrega buenas cuentas Calderón) y de un decreto de austeridad. Ambas suenan bien pero faltan los cómos y los dóndes.

Es todavía muy temprano para cualquier juicio. Peña Nieto sabe que la sociedad mexicana ya se acostumbró a la democracia y no dudará en otorgar un voto de castigo a su partido en 2015 y 2018 si no cumple lo que ha prometido. Esperemos que consciente de eso, dedique cada día a demostrar que pertenece a un nuevo PRI, algo que lleva meses afirmando pero que todavía no nos queda claro. Por ahora habrá que otorgarle el beneficio de la duda.

Hay motivos para ser optimista, además de los puntos ya mencionados hay que destacar el Pacto por México que suscribieron Jesús Zambrano, Gustavo Madero y Cristina Díaz, dirigentes nacionales de los tres partidos más importantes del país. Documento que debemos tomar con escepticismo, pero sin caer en ser pesimistas. Cautela es lo recomendable en este caso. Ya habrá tiempo para hacer balances. Por lo pronto, el sexenio del Presidente Peña Nieto empieza bien. Ojalá que siga así.
 
 

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