viernes, 28 de octubre de 2011

The Tree of Life

   El siguiente texto contiene spoilers, que en este caso no afectarán la experiencia de quien vea la cinta dada la complejidad de la misma. Antes de pagar $47 por ver cine de arte, le recomiendo al lector hacer una autoevaluación. Si usted suele aburrirse con el cine contemplativo (piense 2001: A Space Odyssey), y lo que en realidad desea es un par de horas sin mucha reflexión le recomiendo mejor Gigantes de Acero con Hugh Jackman, ahora en cartelera.
   The Tree of Life de Terrence Malick es una obra extremadamente ambiciosa, es una provocación de dos horas y diecinueve minutos. La intensidad de la experiencia varía entre espectadores y depende en gran medida de lo que cada quien lleve consigo al enfrentarse a ella. Es una película tan profunda como la mente de quien la observa.

    Para cualquiera que esté familiarizado con el trabajo de Malick (The Thin Red Line, The New World) es evidente que el director norteamericano tiene siempre absoluto control sobre su obra. The Tree of Life no sigue los cánones del cine al que está acostumbrado el espectador promedio, ese cine que busca entretener sobre todas las cosas y tiene al diálogo como rey, por encima de la fotografía o la música (complementos que en las obras de Malick encuentran absoluta libertad y se convierten en el eje alrededor del cual se construye la obra). Esta película busca provocar emocionalmente e invitar a la reflexión, incluso a expensas de la posibilidad de aburrir a la audiencia que lo único que busca es entretenimiento. Ese es un enorme mérito de Malick, tanto el público, –aquél que engrandece o desploma una película en la taquilla– como la crítica, lo tienen sin cuidado.
 
   Podemos, por el afán de diseccionar la cinta, encontrar tres grandes temas o fragmentos. El primero es la experiencia de Jack O’Brien (Hunter McCracken y Sean Penn), su personaje experimenta una transformación que es tema recurrente tanto en la literatura como en el cine denominada Bildungsroman, en la que vemos su desarrollo moral y psicológico a través del tiempo. Lo vemos enfrentarse a la pérdida de la inocencia que viene con la juventud y posteriormente como adulto –lleno de culpas– tratar de reconciliarse con su pasado. En lo que respecta a Jack, The Tree of Life es una retrospectiva de los momentos trascendentales en su existencia, la mayoría de éstos, relacionados con su familia, de la que hablaré más adelante.
 
   En otro fragmento, –el más difícil pero más enriquecedor también– la lente del extraordinario Emmanuel Lubezki nos lleva en un viaje que sigue dos líneas, dos hilos conductores que convergen en un evento particular. La primera es el tiempo. Recorremos miles de millones de años en 40 minutos, nos convertimos en testigos del origen del universo (el Big-Bang), de la formación de la tierra y la aparición de la vida por medio de imágenes impactantes y un score magistral. Simultáneamente, este viaje es a través del espacio, nos lleva de lo Macro a lo Micro, comenzando con eventos de escala universal, secuencias de explosiones estelares, violentas erupciones volcánicas, hasta el momento en que dos células se funden dando lugar a la vida de un ser humano, un componente infinitesimal del todo que es el universo. Este momento, en el que tiempo y espacio se encuentran, es el nacimiento de un niño (Jack)  en Waco, Texas en la década de los 50´s. Evento en apariencia intrascendente si se le contrasta con las secuencias antes presentadas, pero ese es precisamente el argumento principal de la película, la interconexión, la comunión entre todo el cosmos y quienes lo habitamos.
 
   Otro tema importante es la dicotomía que expresan los padres de Jack interpretados por Brad Pitt y Jessica Chastain. En una interpretación en la que nuevamente demuestra su calidad, Pitt encarna a un padre abusivo, un hombre que ve con desdén las muestras de bondad y afecto. Para él todo signo de amabilidad o gentileza es un reflejo de debilidad que sus enemigos habrán de aprovechar. “It takes fierce will to get ahead in this world. If you're good, people take advantage of you.” La mentalidad del Sr. O’Brien contrasta con la de su mujer: “The only way to be happy is to love. Unless you love, your life will flash by.”Jessica Chastain es capaz de transmitir con una belleza que Alonso Ruvalcaba denominó “Prerrafaelista” una bondad que la hace casi etérea. Ella se convierte en el pilar sobre el que Jack se sostiene, un escudo que busca la manera de amortiguar los golpes, físicos y psicológicos que tiene que soportar –junto con sus hermanos–de parte de un padre incapaz de comunicarse con él, cegado por una voluntad inquebrantable que pretende trascendencia a través de disciplina y sacrificio.
 
   The Tree of Life es una joya del cine contemplativo, el cine que se toma su tiempo y que si se le aborda con la mentalidad adecuada resulta enriquecedor de muchas maneras. Vivimos en un tiempo de prisas. La concentración y el interés del promedio de la gente no exceden media hora, de ahí su incapacidad de acercarse al arte, en cualquiera de sus formas. Milan Kundera dice en La Lentitud que “El grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido”. Valdría la pena hacer un esfuerzo por olvidarnos de la satisfacción inmediata y dar espacio al placer intelectual y emocional que surge del arte contemplativo, aquél que evoca sentimientos y reflexiones que superan por mucho –en intensidad y riqueza– a lo que nos tiene acostumbrados Hollywood.


La película cuestiona pero no ofrece respuestas claras, eso le toca al espectador.



lunes, 24 de octubre de 2011

Scientology México

  Hace unos  días, recorriendo el centro histórico de la Ciudad de México, me topé, en la esquina de Balderas y Juárez con el edificio de “Scientology México”. Esta construcción moderna, que tardó siete años en completarse, con su fachada minimalista y amenidades estilo hotel de cinco estrellas (lobby con pantallas de plasma y staff impecablemente uniformado y amable en exceso), es lo que los “scientologists” denominan como “La primera Organización Ideal en Latinoamérica”.

  La cienciología es un sistema de creencias fundado en 1953 por L. Ronald Hubbard (1911-1986), escritor de ciencia ficción nacido en Nebraska, E.U. que al morir dejó una herencia de alrededor de 600 millones de dólares. Ofrece cursos que pretenden liberar a la gente del dolor y sufrimiento que cargan tras eventos trágicos sucedidos en vidas pasadas, algunas de éstas, vividas en otros planetas. 

 El método son sesiones denominadas “auditing” en las que el individuo revive y confronta dichos eventos para así liberarse de la carga que suponen. Según la cienciología, sólo a través de la tecnología puede alcanzarse la felicidad, tecnología que por supuesto, sólo poseen ellos. El costo por sesión de una hora es de aproximadamente 500 dólares, de acuerdo con una nota del diario Universal.[1]
  La cienciología es sin duda la religión contemporánea que genera más controversia. Las acusaciones en contra de este grupo van desde enriquecerse a costa de engaños a sus fieles, hasta infiltrar el Internal Revenue Service de los Estados Unidos, crimen por el cual, Mary Sue Hubbard (esposa del fundador), fue condenada a prisión.
 Dice un cantautor guatemalteco que “En este mundo hay más religiones que niños felices” y es que las hay milenarias como el budismo, judaísmo o cristianismo, así como de reciente creación: Testigos de Jehová (1881), Mormonismo (1830) y la cienciología (1953), además de que de éstas se desprenden incontables cultos, que suelen ser reinterpretaciones radicales de los mismos mitos.
  La cienciología es en resumen, la religión de los ricos y famosos, el culto del botox y las corbatas Ferragamo. Un negocio que a través de intrincadas estructuras y estrategias de marketing ha sabido engañar a miles de personas en todo el mundo y México ya no es la excepción.

  Como referencia dejo aquí un link sobre el mito de la cienciología, las creencias que fundamentan el culto. Si bien es cierto que Wikipedia no suele ser una fuente confiable, en este caso me lo permito para ilustrar la “creatividad”, por llamarlo así de Hubbard.
http://en.wikipedia.org/wiki/Xenu



[1] Redacción, La cienciología estrena templo y pide ser iglesia, El Universal, 10 de julio de 2010, http://www.eluniversal.com.mx/cultura/63339.html (consultado 22 de octubre de 2011)

 
Sede de Scientology México, Centro Histórico, D.F.





First world problems

  We humans love to complain, it’s part of who we are. From the moment we land on this
world, covered in blood and frightened by the commotion of an operating room, we complain. The first sound that comes out of those recently formed vocal chords isn’t one of joy; it’s our first expression of discomfort in the form of a loud scream. As days and years go by our complaints become more and more elaborate, the list of what we consider annoying grows exponentially.

  The contrast between what bothered us as infants and the worries and concerns of adulthood is remarkable. One could argue that it’s only normal, given our fuller understanding of what surrounds us as mature human beings, however, our complaints rarely evolve in terms of substance. We aren’t really annoyed by issues of transcendent importance like poverty and hunger, what really gets to us is not being able to afford the new iPhone 4S or not being close enough to Justin Bieber at his concert, not to mention those times when Twitter crashes and we can’t tell the world just how good the coffee we’re drinking is.

  We as a society urgently need to reevaluate our priorities, it’s not that complaining is bad per se –it’s important to express discomfort or disagreement–, but it should always serve the purpose of making things better, we should accompany our expressions of discomfort with ideas that could lead to improvement. And, most importantly we should focus our attention on problems that affect humanity as a whole.

  There are people who devote their lives to coming up with solutions for devastating problems like genocides or global warming, unfortunately most of them go unnoticed by the mainstream, only a few get recognition for their efforts (Al Gore & Jimmy Carter are both Nobel Prize recipients) but none of them generate as much press or praise as big corporate chief executives like Steve Jobs (whose biggest triumph was convincing the world to spend billions of dollars on products unrelated to any basic human need).

  We need to move past the paradigm of consumerism and tend to the basic needs of every man, woman & child who inhabit this earth. The first step is realizing that what we consider problems are just minor inconveniences of the first world.



Pasiones

  México es paraje de pasiones, en todos los ámbitos el mexicano se entrega a sus ideales de manera incondicional, aquí pensar en consecuencias está siempre de más.

  Es un pueblo de mucho sentimiento y pocos argumentos. El mexicano suele basar sus aspiraciones y estilo de vida en motivos emocionales, sin dejar espacio a la razón. Este aspecto de la idiosincrasia de nuestra nación se ve reflejado en el quehacer político, la forma en que el elector percibe y participa en la política es muy similar al rol que desempeña un aficionado al deporte. Basta con escuchar el discurso de algún simpatizante de López Obrador (éstos suelen ser los más apasionados), un partidario del PRI o cualquier seguidor de Acción Nacional para constatar que la defensa del candidato o partido predilecto es un asunto tan acalorado y poco meditado como un América contra Chivas. En México la verdad y la razón son muy pequeñas al lado de la emoción de vestir los colores que sentimos cercanos al corazón.

  Continuando con los paralelismos deportivos, el más acertado es quizás el del pugilista. México es como un boxeador. Los púgiles son individualistas y altaneros, hablan mucho y dicen poco, son puro corazón. En ocasiones esto los lleva a superar las expectativas de propios y extraños; a veces la entrega y devoción redundan en aciertos y buena fortuna pero invariablemente prueban la derrota en algún momento. Entre más arriba se esté, más duele la caída.

  El box es un deporte que encuentra a sus mejores exponentes en las clases bajas, es una disciplina que no requiere educación o raciocinio, es la actividad instintiva por excelencia y una en la que este país ha destacado. Como la mayoría de los peleadores, México es un país de fe, un país devoto y caritativo. Cuando la solidaridad es el objetivo, los mexicanos somos el estándar. Vale la pena recordar el 19 de septiembre de 1985, después de la tragedia es cuando el mexicano da lo mejor de sí. Ejemplos de esta naturaleza abundan en el mundo del boxeo, Manny Pacquiao (el mejor libra por libra del mundo) es famoso tanto por su devoción a la fe católica como por sus donaciones a obras benéficas, Pacman es el mejor ejemplo de lo bueno de la disciplina del boxeo que es a la vez muy similar a lo bueno de este país.

  Ya establecimos las bondades de tan peculiar forma de ser, desafortunadamente también existen aspectos negativos que ilustra bien el deporte de los puños. Habiendo surgido de lo más bajo de las esferas sociales y económicas, el boxeador no planea, sus estrategias se limitan al espacio que comprende el ring, afuera se vive al día, la prepotencia y el derroche son la norma.

  Mike Tyson, peleador norteamericano es el epítome de la fuerza sin razón, condición que lo llevó a estar en prisión tres años por el delito de abuso sexual. Otro campeón mundial inestable e impulsivo fue Edwin El Inca Valero, peleador Venezolano que se suicidó en prisión 24 horas después de confesar el asesinato de su esposa. Casos como estos, de una violencia desmedida son el otro lado de la moneda, tan frecuentes como los opuestos, de apoyo y caridad. Esta polaridad tiene un enorme parecido con la cultura mexicana, capaz de solidarizarse en las tragedias y también de sumergirse en una guerra que ya rebasa las 40,000 víctimas.

  Es imposible cambiar quiénes y cómo somos los mexicanos y esa no es la idea. Lo que se puede hacer es agregar a la mezcla conocimiento y análisis. Aplicados a las causas adecuadas, esos momentos de absoluta entrega y pasión son una enorme ventaja, son una herramienta que se desperdicia al no estar orientada y acompañada por planeación.

  La próxima vez que tenga que decidir su futuro, cuando contemple endeudarse en pos de una televisión de plasma, cuando se encuentre rodeado de artículos piratas o robados, cuando al adquirir mariguana financie a grupos delictivos recuerde que las decisiones deben tomarse como intelectual, no como boxeador. Sobre todas las cosas, cuando tenga una urna enfrente para elegir a nuestros representantes, haga un esfuerzo por olvidar los colores en la boleta o la belleza de la potencial primera dama, el raciocinio lo dicta el cerebro, no es un asunto de pasión.

Participación ciudadana

 Sabemos que si la democracia no es una panacea, sí es el régimen de gobierno que garantiza mejor los derechos de los ciudadanos en un clima de libertad y que permite que las diversas ideas se presenten sin riesgo de romper el todo social.– Samuel Aguilar Solís

  Exceptuando a quienes se autodenominan apáticos y desinteresados por la política –que son cada vez menos (sobre todo a menos de un año de las elecciones federales) – todos tenemos una opinión cuando de gobierno se trata. Afortunadamente en este país no se ha perdido el gusto por el análisis político y la mayoría de quienes componen el padrón electoral discuten con cierta regularidad temas relacionados con la administración pública y los encargados de la misma. Todo esto suena muy bien, propio de una democracia efectiva, sin embargo hay dos problemas esenciales que nos alejan de un ejercicio democrático adecuado.

  El primero tiene que ver con el contenido y la profundidad del análisis del ciudadano promedio. Que la discusión gire en torno a la novia hondureña de Marcelo Ebrard o los productos para el cabello que utiliza Peña Nieto es tan banal como tomar partido de manera pasional, sin argumentos. El primer reto es estar informado, es incongruente exigir y criticar a quienes ostentan el poder sin siquiera saber qué están haciendo y cómo. Vivimos en la era de la información, comprender los procesos y conocer a los actores políticos es tan sencillo como acceder a los portales de las distintas dependencias gubernamentales. En el sitio de la cámara de diputados se puede conocer a los representantes de cada distrito o circunscripción así como sus proposiciones y asistencias. De los 500 que componen la cámara, 300 fueron elegidos de manera directa con el voto de todos nosotros. Es importante saber qué están haciendo quienes la ciudadanía eligió como representantes.

  El segundo problema es la falta de participación, existe la figura del plebiscito en México así como el referéndum que permiten a través de consultas ciudadanas la participación directa en la toma de decisiones. Es irresponsable involucrarse a medias, poniendo de lado las obligaciones que se tienen como ciudadano en un gobierno democrático. La participación constante de los individuos en la vida política es conditio sine qua non para el funcionamiento de una democracia.
¿Cómo exigir resultados si no cumplimos nuestra parte? Las obligaciones del electorado no terminan al depositar su voto en las urnas, es un ejercicio permanente y a la vez un derecho al que renuncia la mayoría.

  A México le tomó mucho tiempo llegar a este punto. Hoy tenemos una democracia que aunque no es perfecta y tiene vicios, funciona. Hay alternancia y puentes institucionales entre ciudadanos y representantes. No releguemos el debate político a la sobremesa, hay que aprovechar estas oportunidades. Nadie sabe lo que tiene…
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http://sitl.diputados.gob.mx/LXI_leg/info_diputados.php


Homenajes sutiles

  El décimo aniversario de los ataques en contra de las torres gemelas en Nueva York —del cual ya me ocupé ayer— trajo consigo una serie de homenajes a lo largo y ancho de la unión americana, desde la apertura del 9/11 Memorial hasta el despliegue de una bandera de cien yardas en casa de los New York Jets. Fieles a su estilo, los norteamericanos hicieron gala de su talento para conmover a través de grandes demostraciones de efusión y patriotismo. Suscribo a la causa, he expresado mi indignación ante los atentados y aplaudo esa capacidad estadounidense de inyectarle solemnidad a las tragedias; enchina la piel ver a miles de personas con la absoluta convicción de que America saldrá avante mientras entonan al unísono “The Star-Spangled Banner”.

  Sin embargo, lo que me ocupa hoy son los homenajes sutiles. Me gusta cuando se transmiten ideas o sentimientos sin caer en lo absolutamente evidente. No es crítica a lo evidente, sino reconocimiento a quienes dan espacio a situaciones como estas en los lugares más insospechados. Quizá por falta de opciones en la televisión pero por primera vez escuché completa una canción que sirve como ejemplo de esta naturalidad al hablar de eventos trágicos: jueves de La Oreja de Van Gogh. Me sorprendió, una canción romántica con un trasfondo inteligente y doloroso que pasa desapercibido si no se le pone atención. Ésta, junto con Nadie sabe a dónde va de Ricardo Arjona se ocupan de los atentados en el metro de Madrid el jueves 11 de marzo de 2004 de una forma sutil, no se siente como tarea. Eso para mí las convierte en excelentes homenajes a quienes murieron en otro atentado lamentable —derivado del 9/11— que nos viene a recordar lo que vale de verdad.

  Las muestras de solidaridad, sin importar de dónde vengan o cómo se den, siempre serán bien recibidas, pero qué mejor que sean sutiles y artísticas.
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September 11, 2011 at New Meadowlands Stadium, New Jersey

jueves, 20 de octubre de 2011

A una década...

  Hay momentos que lo cambian todo, instantes que definen el rumbo que tomará el mundo. Uno de esos momentos (y el único que me ha tocado vivir) ocurrió el martes 11 de septiembre de 2001. Yo era un niño de primaria el día que el mundo se estremeció, el día que E.U. tuvo miedo.

  La información viaja cada vez más rápido y no entiende de fronteras, razas, credos o medidas geográficas, contagia a quien encuentra a su paso y en ocasiones los efectos son permanentes, eso me ocurrió a mí. Me enteré de los eventos del 9/11 junto con mis compañeros de escuela, a través del primo de uno de ellos que en ese momento habrá tenido unos 20 años. Recuerdo escucharlo hablar de aviones, Nueva York y el pentágono —para lo poco que yo sabía con 10 años podría haber dicho el hexágono y habría sido igual— a pesar de que no éramos capaces de dimensionar lo que escuchábamos, estaba claro para todos que no se trataba de un evento común. La solemnidad y consternación del discurso de “los adultos” ese día es algo que dejó huella, por lo menos en mí.

  Hoy, con una década más encima entiendo de motivos e implicaciones, me indigno ante las incongruencias y el cinismo que rodean a este evento —y la subsecuente guerra contra el terrorismo y ocupación de Medio Oriente— y me abruma volver a ver esas escenas que le dieron la vuelta al mundo. Tuve la oportunidad de leer el 9/11 Commission Report hace unos años y quedar maravillado ante la parafernalia y las cortinas de humo de las que echan mano los líderes Norteamericanos. Parece que Hollywood ha contagiado a Washington, ¿O fue al revés?

  En un evento que quedará para siempre en la memoria de millones de personas, hoy hace 10 años murieron 2,977 inocentes por la avaricia de unos cuantos (nacidos en E.U. algunos) y la cobardía de 19, quienes me imagino ya notaron que lo que les esperaba al morir no eran 72 vírgenes sino sufrimiento de la misma magnitud del que causaron.

  Aquí vale la pena hacer uso de la palabra de moda entre políticos y analistas mexicanos “barbarie” es la única forma de calificar lo que sucedió ese martes por la mañana, fue un acto de absoluta barbarie.
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9/11 Commission Report, Official Government Edition http://www.gpoaccess.gov/911/pdf/fullreport.pdf


Los límites del abuso, redistribución

¿Cómo lograr la redistribución de la riqueza?

  Son muchos los factores que intervienen en la forma en que se distribuye actualmente el capital. La corrupción, la avaricia y el desdén por aquellos que no han tenido suerte son los principales responsables de la situación que vivimos hoy. Afortunadamente existen formas de contrarrestar el desbalance que han traído estos factores. De manera superficial repasaré dos alternativas, dos posibles reformas de parte de diversos actores, tanto políticos como privados que atenuarían la polarización.
  La  primera tiene que ver con uno de los objetivos económicos del Estado: alcanzar la equidad distributiva. La estructura y los criterios de recaudación fiscal tienen un impacto directo en la distribución de la riqueza y pueden ser un medio para alcanzar la equidad.

  Uno de los principios que regulan la recaudación es la capacidad de pago[1], en la mayoría de los países desarrollados es el que predomina. Se adopta como criterio la posición económica del contribuyente, es decir que habrán de pagar proporcionalmente más, aquellos que gozan de mayores ingresos. Si bien es una medida discriminatoria ya que no contempla el esfuerzo necesario para la obtención de dichos ingresos, es una política que fomenta la equidad y termina por balancear la situación económica de todos.

  La medida existe en México y se aplica. Los porcentajes en que se grava el ingreso sobre la renta (ISR) varían dependiendo del monto, el máximo es 30% para quienes reciben un salario de $392,841.97 en adelante.[2] Incrementar niveles a la escala o elevar el máximo es una forma (que podría argumentarse injusta) de aumentar la recaudación, aligerando la carga para las clases media y baja.
  Con respecto a este tema, Warren Buffett, el tercer hombre más rico del planeta ha manifestado la necesidad de un incremento en el gravamen a aquellos que como él están en la cúpula de la repartición de la riqueza. Aunque sus recomendaciones son específicas para la forma en que se recauda en E.U. y las exenciones a las que tienen derecho los mega-ricos, es admirable su actitud y voluntad de “apretarse el cinturón” en tiempos de crisis para que sea equiparable su sacrificio al que hacen la clase media y baja Norteamericana. Es una iniciativa a la que se han sumado millonarios europeos como Liliane Bettencourt (L’Oreal)  que por medio de un incremento en la recaudación fiscal aspiran a contribuir a la estabilización de la economía.

La segunda alternativa tiene que ver con el gobierno y el gasto de lo recaudado.

  Habiendo planteado lo importante que es que los contribuyentes –pensando en el bien de la nación- hagan un sacrificio y contribuyan al financiamiento de instituciones que los benefician, hay que mencionar también que el gobierno no es eficiente en el gasto. Para el ejercicio de 2011 la ley de ingresos recoge una recaudación por concepto de impuestos, en millones de pesos de: 1, 464,299.5  un monto arriba del billón (mexicano)[3], cantidad que debería ser suficiente para el fortalecimiento de instituciones indispensables.

  La opacidad con que se manejan las finanzas en algunos sectores gubernamentales, a pesar del énfasis que ha hecho el presidente Calderón en la importancia de la transparencia y el acceso a la información por medio del IFAI, sigue siendo un problema grave. Regresamos a los factores mencionados al principio, corrupción y avaricia como principales causantes del desfalco que redunda en pobreza para millones de mexicanos. Lo ideal sería que se gaste lo poco o mucho que hay, de manera eficiente, poniendo de lado la cultura del amiguismo y el compadrazgo que han sido la norma desde principios del siglo XX.
  Los gobiernos, en particular el mexicano tienen mucho que aprender de algunos sectores privados que aún sin tener una responsabilidad con el Estado –más allá de lo contenido en la ley-, tienen la iniciativa de ayudar con la pesada carga del desbalance, beneficiando a quienes no han sido tan afortunados como ellos.
 


[1] VARA MIGUEL, Alfonso, Economía básica para c., Eunsa, España, 2007 pp. 167[2] http://www.sat.gob.mx/
[3] Ley del Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2011, http://www.shcp.gob.mx/INGRESOS/Paginas/leyIngresos.aspx




El Tea Party vs Darwin

  No fue sino hasta que el Tea Party (fracción ultraconservadora del partido republicano) adquirió un peso político considerable y una enorme popularidad que noté lo encarnecido de un debate que desafía el sentido común.  Existen quienes (y cito textualmente) “No creen en la evolución” y son de la idea de que a los niños se les debe enseñar el creacionismo (interpretación literal de la biblia) en las escuelas. Para dejarlo claro: según estos individuos la tierra fue creada en seis días por Dios hace no más de 10,000 años.

  El problema no es que haya gente que crea en el mito de la creación divina, el problema es querer mezclar teología con política. Las convicciones e interpretaciones personales de un gobernante invariablemente tendrán un impacto en su gestión. Una persona que es incapaz o simplemente no está dispuesta a aceptar datos científicos comprobables, no es compatible con la administración pública, la cual depende de procesos lógicos y racionales.


  La religión es algo que se promueve y se enseña en casa y en los templos, no debe inmiscuirse en asuntos que le competen al Estado como el sistema educativo y su organización.

  Rick Perry, Michelle Bachmann y Mitt Romney son algunos de los posibles candidatos del  partido republicano para la elección del 2012 que preferirían hacer a un lado el trabajo más representativo de Charles Darwin.


A continuación un ejemplo del alcance de este debate en E.U.

http://www.youtube.com/watch?v=cBPNhSVr2Tw&feature=related

  Si bien estas señoritas no son reconocidas por su capacidad intelectual, sin duda representan el sentir de mucha gente en ese país, incluso si han sido preparadas a priori para la pregunta porque eso implica que lo “políticamente correcto” en E.U. es cuando menos dudar si la evolución debería formar parte de los cursos de biología en la nación más poderosa del planeta.

ADDENDUM:


  Algunas frases pecan de falta de especificidad y están por ende sujetas a interpretaciones negativas en contra de grupos religiosos moderados.

  Creo que quien ostenta un cargo de elección popular debe  aceptar aquello que la ciencia ha comprobado, por lo menos hasta que exista evidencia en contra. Sobre todo sabiéndose representante de una nación. Sus iniciativas y propuestas deben ser moderadas de manera que represente efectivamente a la mayoría de sus electores, sin importar con qué grupo se identifique más.  Esto con respecto a quienes tienen una responsabilidad contraída con el Estado.
 
  Existen afortunadamente líderes de opinión que al no estar sujetos a la responsabilidad de representar a otros, son capaces de conciliar diversas corrientes de pensamiento y atar cabos entre lo tangible y lo etéreo. Esa es la gente que mueve al mundo y que genera aportaciones trascendentales. La razón por la que estos individuos no suelen participar del juego político es precisamente su congruencia y desdén por verse enjaulados en una corriente. La gente que verdaderamente vale la pena –y ahí entran todos credos y afiliaciones- está en las universidades dando cátedra o realizando investigaciones que van desde las ciencias puras como las matemáticas hasta la teología.
Definitivamente pueden coincidir lo material y lo espiritual.















lunes, 17 de octubre de 2011

No virtue or Zen, calm errant I am...

  Este espacio nace de la necesidad de poner en algún lado aquellas cosas que me mueven, esas cosas –algunas agradables, otras no tanto– que golpean, sin esperarlo cualquier martes por la tarde.

  Es un atrevimiento que sin importar en qué resulte, ayuda a exorcizar un poco los demonios que me da por coleccionar. Es un esfuerzo por darle forma a un cúmulo de ideas que quieren sobre todas las cosas hallar un aliado y en el mejor de los casos cambiarle un poco el panorama a quien se pase por aquí.


  No tengo el descaro de considerarme virtuoso en ningún sentido y tengo que aceptar que me falta compromiso con el lado espiritual que sé habita en mí; la búsqueda de conocimiento a través de la experiencia, lo que en oriente se denomina “Zen”. Tengo la fortuna de ser una suerte de errante (de ideas por lo menos) que sin dramas y con calma se interesa por un sinnúmero de cosas, la mayoría relacionadas con la política, el cine y la literatura. De ahí el nombre de este paraje virtual que vivirá de lo que se me instale en la cabeza.

A collection of random thoughts:

  Getting recognition and respect for one’s hard work was a noble aspiration, nowadays it’s just about achieving notoriety by whatever means. I stated before that I realize my standards are too high but it's gotten ridiculous.
 
  I have always been bewildered by the ease with which people accept and at times promote behavior that is reckless with other people’s hearts. There’s a plague amongst us, an incurable and progressive disease; a complete lack of empathy even towards those who we supposedly care about. It is or it should be simply a matter of principle. Reasonable expectations have since become pure masochism, stay clear of those.

  I believe that youth should not serve as an excuse for premeditated or deliberate hurtful actions. Maturity comes as a result of concentrated will, not necessarily experience and regret. Then again, I’m a bit of an idealist and setting reasonable standards is not my forte.

domingo, 16 de octubre de 2011

Los límites del abuso

"Even among bourgeois economists, there is hardly a serious thinker who will deny
that it is possible, by means of currently existing material and intellectual
forces of production, to put an end to hunger and poverty, and that the present
state of things is due to the socio-political organization of the world."
-Ernst Bloch, “The Principle of Hope”

  Mientras cada quien defienda sus cotos de poder, anteponiéndolos a la empatía y el respeto por la vida de los demás, seguiremos contribuyendo al desbalance. Esta política -además de carecer de fundamentos éticos- se ha vuelto insostenible. Hasta para el abuso existen límites.

  Por razones relativas al azar, la genética y en raras ocasiones al empeño, todos ocupamos un lugar, un nicho particular en la maquinaria social y económica. La condición de unicidad del ser humano se ve reflejada también en ese lugar, no existen dos nichos iguales, no hay dos personas que experimenten las mismas condiciones. La variedad va desde la opulencia y el derroche hasta el hambre y el dolor.

  Es una realidad difícil de digerir: siempre habrá alguien que la pasa mejor que uno y alguien que daría lo que fuera por ocupar el lugar que nos tocó. Si uno resultó afortunado en la lotería del clasismo y la estirpe, lo más probable es que con una dosis de cinismo encuentre llevadera esta situación –saberse poseedor de una vida privilegiada, sin haber trabajado por ello-, por lo menos hasta que se ve forzado a ver de cerca lo acentuadas que pueden ser las diferencias. Es al ser testigo del sufrimiento ajeno que se anuda la garganta y comienzan a brotar las dudas.

  Hemos llegado al punto en que es imposible huir de esta realidad. Son cada vez menos los rincones habitados del planeta donde no existe una cobertura mediática incesante de pequeñas y grandes tragedias, de historias de gente que padece hambre, gente que es perseguida por motivos raciales o ideológicos y gente que se convierte en daño colateral de guerras sin sentido. La continua exposición a información global nos ha convertido, queramos o no en testigos permanentes del sufrimiento que puede generar el desbalance
a quienes no han corrido con suerte, aquellos que constituyen una abrumadora mayoría.

  Este modelo de clases y jerarquías se ha vuelto más inestable que nunca. Si bien la organización sociopolítica del mundo nunca ha sido justa ni eficiente, hoy somos testigos de índices estremecedores de pobreza. Hoy el 1% de la población mundial posee el 40% de la riqueza. Entre marzo de 2010 y marzo de 2011 el hombre más rico del mundo aumentó su fortuna en 20.5 billones de dólares, un promedio diario de poco más de 56 millones, cuando el 48.3% de la población mundial tiene un ingreso de menos de 2.5 dólares al día.

  El objetivo está claro, redistribución de la riqueza. Las soluciones no serán permanentes –la sociedad (como la entendemos) siempre tenderá a polarizarse- pero es literalmente de vida o muerte para millones de personas su inmediata implementación. No se trata de renegar de la buena fortuna, sólo de cambiar el enfoque y reorganizar prioridades con miras a balancear un poco el esquema evitando que colapse.

  En términos simples: tú y yo tuvimos suerte, coincidieron muchos factores para que el nicho que ocupamos se sitúe más cerca de la cima del esquema piramidal de la distribución de la riqueza mundial que de la base; pero hoy ya no es justificable ser cómplice por omisión, hoy se requiere de más que un poco de cinismo para pretender que las cosas andan bien. La balanza se ha inclinado demasiado, hemos llegado al límite del abuso.
 
  Diariamente billones de personas sufren para satisfacer sus necesidades básicas, mientras yo disfruto de la inmunidad que me trae el nicho que a mi suerte le tocó, uno que no incluye hambruna ni segregación pero sí un sentido de responsabilidad social que pesa cada vez más.