miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Mexican dream

   Según el escritor e historiador James Truslow Adams, la definición del “American dream” es la siguiente: “Life should be better and richer and fuller for everyone, with opportunity for each according to ability or achievement  regardless of social class or circumstances of birth”.
  
  El sueño americano sugiere que cualquiera es capaz –con esfuerzo  y dedicación– de labrar su propia fortuna, de tener una vida digna y de prosperar en la tierra de las oportunidades (E.U.). No es de extrañarse entonces que los mexicanos emigren al paso de 400,000 por año a esa nación que promete una recompensa a quien de manera honesta se dedique a su trabajo. Mucho ha cambiado en los Estados Unidos en años recientes, sin embargo el espíritu es el mismo y lo que me ocupa hoy no son las circunstancias de aquel vecino en ocasiones incómodo, sino el contraste con las aspiraciones que se tienen de este lado del Río Bravo.

   Dice Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad que “La mexicanidad es una oscilación entre varios proyectos universales, sucesivamente trasplantados o impuestos y todos hoy inservibles.” El mexicano no ha sido capaz de definirse, de encontrarse como es en realidad y construir a partir de ahí. El mexicano es una plétora de máscaras, busca ser todo menos sí mismo. No hemos sido capaces de crear un ethos inspirador y aspiracional como el antes descrito por Truslow Adams. El “Mexican dream” si es que existe, es una adaptación. El sueño mexicano no es un ideal sino una necesidad de amoldarse a las circunstancias ingratas que padecen quienes han nacido en esta tierra.

   Todos sabemos del enmarañado burocrático que somete a las instituciones de este país. La corrupción reina y a pesar de que nos indigna –a ratos–, pasado el tiempo, los mexicanos lo perdonamos todo. Entiéndase el regreso triunfal de un ex presidente (exiliado en Irlanda) a la política nacional o el espacio que ocupa como presidente (no menos) del PRI el ex gobernador de Coahuila, o los privilegios de los que goza la líder vitalicia del Sindicato más grande de Latinoamérica… en fin, aquí sólo es necesario que surja un nuevo escándalo para que nos olvidemos de quienes protagonizaron el anterior.

   México tiene también una incapacidad absoluta para planear, para ver hacia el futuro –evidenciada por la falta de aspiraciones reales– nuestros gobernantes nunca han sido capaces de ver más allá de un sexenio. Asegurar la continuidad del partido en el poder es la única condición que se les exige cumplir.

   ¿A dónde nos conducen estas prácticas muy mexicanas? A la conclusión –y es el sentir del ciudadano de a píe– de que a lo máximo que se puede aspirar es a ocupar uno de esos lugares de élite política, a pertenecer a la cúpula de los intocables. Ese es el “Mexican dream”. Como sé que en México mi esfuerzo no me llevará a una vida de fortuna y prosperidad, como sé que en México la clase social y el lugar donde me tocó nacer sí determina cómo me irá en la vida, prefiero mejor hacerme de buenas relaciones y escabullirme en el entramado de la vida política. Apuntarle cuando menos a una curul en San Lázaro, de esas que vienen con una dieta mensual de $75,631 además de $45,786 por concepto de asistencia legislativa. Ah y $28,722 por atención ciudadana.

   En México la cámara de diputados tiene 500 escaños (E.U. 435, Chile 120, Argentina 257) que se renuevan cada tres años. Si lo que usted busca es el trabajo ideal, olvídese de querer ser presidente (el ejecutivo trabaja mucho) mejor asegúrese de ocupar una curul, además del jugoso salario y un periodo máximo de sesiones ordinarias de siete meses por año, podrá darse el lujo de no cumplir con sus obligaciones sin miedo a ser sancionado.  Porque hasta el día de hoy –en contra de lo que designa la ley– al IFE le faltan tres consejeros ¿y la chamba de quién es? De los 500 que menos trabajan pero más cobran en este país, de aquellos que consiguieron el “Mexican dream”.

Los 500 chambeando...
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http://www3.diputados.gob.mx/camara/004_transparencia/000_canales_principales/002_camara_de_diputados/03_remuneraciones

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