jueves, 20 de octubre de 2011

Los límites del abuso, redistribución

¿Cómo lograr la redistribución de la riqueza?

  Son muchos los factores que intervienen en la forma en que se distribuye actualmente el capital. La corrupción, la avaricia y el desdén por aquellos que no han tenido suerte son los principales responsables de la situación que vivimos hoy. Afortunadamente existen formas de contrarrestar el desbalance que han traído estos factores. De manera superficial repasaré dos alternativas, dos posibles reformas de parte de diversos actores, tanto políticos como privados que atenuarían la polarización.
  La  primera tiene que ver con uno de los objetivos económicos del Estado: alcanzar la equidad distributiva. La estructura y los criterios de recaudación fiscal tienen un impacto directo en la distribución de la riqueza y pueden ser un medio para alcanzar la equidad.

  Uno de los principios que regulan la recaudación es la capacidad de pago[1], en la mayoría de los países desarrollados es el que predomina. Se adopta como criterio la posición económica del contribuyente, es decir que habrán de pagar proporcionalmente más, aquellos que gozan de mayores ingresos. Si bien es una medida discriminatoria ya que no contempla el esfuerzo necesario para la obtención de dichos ingresos, es una política que fomenta la equidad y termina por balancear la situación económica de todos.

  La medida existe en México y se aplica. Los porcentajes en que se grava el ingreso sobre la renta (ISR) varían dependiendo del monto, el máximo es 30% para quienes reciben un salario de $392,841.97 en adelante.[2] Incrementar niveles a la escala o elevar el máximo es una forma (que podría argumentarse injusta) de aumentar la recaudación, aligerando la carga para las clases media y baja.
  Con respecto a este tema, Warren Buffett, el tercer hombre más rico del planeta ha manifestado la necesidad de un incremento en el gravamen a aquellos que como él están en la cúpula de la repartición de la riqueza. Aunque sus recomendaciones son específicas para la forma en que se recauda en E.U. y las exenciones a las que tienen derecho los mega-ricos, es admirable su actitud y voluntad de “apretarse el cinturón” en tiempos de crisis para que sea equiparable su sacrificio al que hacen la clase media y baja Norteamericana. Es una iniciativa a la que se han sumado millonarios europeos como Liliane Bettencourt (L’Oreal)  que por medio de un incremento en la recaudación fiscal aspiran a contribuir a la estabilización de la economía.

La segunda alternativa tiene que ver con el gobierno y el gasto de lo recaudado.

  Habiendo planteado lo importante que es que los contribuyentes –pensando en el bien de la nación- hagan un sacrificio y contribuyan al financiamiento de instituciones que los benefician, hay que mencionar también que el gobierno no es eficiente en el gasto. Para el ejercicio de 2011 la ley de ingresos recoge una recaudación por concepto de impuestos, en millones de pesos de: 1, 464,299.5  un monto arriba del billón (mexicano)[3], cantidad que debería ser suficiente para el fortalecimiento de instituciones indispensables.

  La opacidad con que se manejan las finanzas en algunos sectores gubernamentales, a pesar del énfasis que ha hecho el presidente Calderón en la importancia de la transparencia y el acceso a la información por medio del IFAI, sigue siendo un problema grave. Regresamos a los factores mencionados al principio, corrupción y avaricia como principales causantes del desfalco que redunda en pobreza para millones de mexicanos. Lo ideal sería que se gaste lo poco o mucho que hay, de manera eficiente, poniendo de lado la cultura del amiguismo y el compadrazgo que han sido la norma desde principios del siglo XX.
  Los gobiernos, en particular el mexicano tienen mucho que aprender de algunos sectores privados que aún sin tener una responsabilidad con el Estado –más allá de lo contenido en la ley-, tienen la iniciativa de ayudar con la pesada carga del desbalance, beneficiando a quienes no han sido tan afortunados como ellos.
 


[1] VARA MIGUEL, Alfonso, Economía básica para c., Eunsa, España, 2007 pp. 167[2] http://www.sat.gob.mx/
[3] Ley del Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2011, http://www.shcp.gob.mx/INGRESOS/Paginas/leyIngresos.aspx




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